ENERGÍA

 



El ancestro Lu en traducción e interpretación de Thomas Cleary nombra los tres tesoros como Vitalidad, energía y espíritu.

Su definición de ENERGÍA dice así: 




En el cielo, la energía es la materia y la forma, el yin y el yang, el movimiento del sol, de la luna, y las estrellas, los procesos de crecer y declinar; es las nubes, la bruma, la niebla, la humedad; es el corazón de los seres vivos, la evolución y el desarrollo. En la tierra, es el poder, el combustible, el vigor de la infinidad de seres, el origen de los arroyos de las montañas; es la capacidad de dar vida y de matar, de activar y de almacenar; es el paso del tiempo, el florecer y el marchitar, elevarse y caer, los brotes y las vainas que los envuelven. En los humanos es la energía, el movimiento físico, la actividad, el habla y la percepción; es el uso del cuerpo, la entrada de la muerte y de la vida”.




Si se quiere seguir las practicas taoístas es importante darle sentido a la palabra energía.  Cada quién debería encontrarle su propio sentido por esto solo voy a describir ciertas asociaciones de conceptos y prácticas en relación a las pocas prácticas energéticas taoístas que conozco y fundamentalmente en relación al ámbito de lo humano, ya que aunque energía solo hay una, esta se manifiesta de infinitas maneras y lo descrito a continuación es un intento de contextualizar la palabra energía respecto al segundo tesoro a cultivar desde una visión taoísta subjetiva y parcial.

Considero la energía como una expresión de la mente consciente. Mediante la palabra la mente hace visible lo invisible, los pensamientos. Las imágenes en nuestra mente que tienen una intención clara podemos transmitírselas a los demás mediante palabras. 

Se suele decir que allá donde va la intención va la energía. Sin embargo, hay que tener siempre presente que movilizar la energía no necesariamente moviliza los líquidos, lo físico, el cuerpo. Imaginarse que se está moviendo la energía, no garantiza que haya un movimiento biológico o físico.

Por esto, decir que allá donde vaya la intención va la energía es una expresión válida para la mente consciente, no así para la inconsciente.

Creo que la capacidad de sentir al otro, en el ser humano está casi desaparecida. Hay estudios que dicen que el cuerpo tiene conciencia, que tiene memoria y creo sinceramente que eso es verdad pero cuando en la práctica hablamos de sentir al otro o sentir el afuera, en general el no practicante lo considera algo esotérico nto de conteo producto de la fantasía.

En este punto es importante no confundir lo imaginado o el deseo de percibir con lo que realmente se cto al segundo una vis tesorstualizar la palabra energía respextepercibe.

El consejo de la escuela a los que empiezan es no darle un valor extraordinario a la práctica de sentir el afuera y mover la energía desde el motor del intento, sin intención. Hacer el intento de poner la atención en el afuera hace que en cierta medida el ego, el control, la mente consciente pierda protagonismo. Por un breve momento de tiempo no somos el centro, no somos lo único que existe y este pequeño espacio hace que otro tipo de energía aparezca. En términos taoístas a esto no le llamarían energía, sino espíritu.

Así pues, de alguna manera todo se puede definir como energía. El cuerpo, la mente y el espíritu. Por esto el ancestro Lu define la energía en tres niveles: celeste, terrestre y humano.

Desde mi comprensión la energía sería movimiento y en la percepción de un mundo dual todo se mueve. De hecho la conciencia de la dualidad, la conciencia de los contrarios, serían la causa del movimiento para algunas filosofías.

La cuestión es: ¿qué hace que la energía se mueva? ¿Qué es la conciencia?

Desde el punto de vista del taoísmo no es a la mente consciente a quien le compete responder a esta pregunta. Quizás podría ser la mente inconsciente pero para el taoísmo la mente inconsciente solo es infinita en cuanto a movimiento. La mente inconsciente es también parte de un ciclo, de un círculo en movimiento sin fin donde no se sabe donde empieza y donde termina. Para el taoísmo algo limitado no puede abarcar el infinito, por lo tanto la mente ya sea desde el consciente o el inconsciente no puede responder a la pregunta. 

Sin embargo, he dicho que quizás la mente inconsciente si que podría y es aquí donde el taoísmo abre una puerta y una práctica al no sé. 

¿Qué es la conciencia? No sé. ¿Qué es la inconsciencia? No sé. ¿Qué es la mente? No sé.

A ese no sé se le llama espíritu y la forma de abordarlo, de estudiarlo, de experimentarlo, es esperando, no buscando, no haciendo. Se le llama acción vacía o en chino Wu Wei. (Leer artículo: wu wei). 

Por esto, en el ámbito humano el taoísmo asocia sus prácticas energéticas por un lado,  a la intención y por otro lado, aquellas que no llevan intención se asocian al espíritu.

Realmente no tener intención ninguna en una percepción de mundo dual es cuando no imposible, debido a la necesidad de sobrevivir del cuerpo, es realmente difícil. Incluso podríamos decir qué es anti natural. Al menos en lo que se refiere al cuerpo.

Por esto, las prácticas del espíritu son con la mínima intención o como dice el maestro chai, cuando practicas si pusieras menos intención, no habría intención.

Es difícil no hablar del cuerpo o del espíritu cuando se habla de energía por ello para una visión más integradora y completa el siguiente artículo hablará del espíritu. Probablemente al igual que en este artículo, será más fácil decir lo que no es el espíritu que decir lo que es.

La energía no es una percepción extraordinaria o una habilidad sutil fuera de lo común. Si contemplamos una relación entre energía y conciencia. Todo es energía en un mundo de percepción dual. Para trabajar la energía y cultivarla es fundamental descubrir si la energía produce un efecto o un movimiento real en nuestro cuerpo, en nuestra psique o solo es producto de nuestra imaginación y estamos fantaseando con la mente.

Recordar que el chi kung, el arte de la energía, se estudia desde la intención y la no intención. Se estudia el movimiento en la quietud y la quietud en el movimiento.

En la escuela nos gusta traducir chi kung como el arte de la energía, en lugar del trabajo con la energía porque la palabra arte le da al estudio de los movimientos y de los ejercicios una actitud más abierta, más creativa, sin una  intención concreta y limitada.

La práctica del arte de la energía como mínimo debería cumplir requisitos como que el movimiento sea circular, sea constante, tienda a la quietud y aunque tenga el potencial de remover en general debería ser gozoso para poder descubrir lo positivo en lo negativo o como dice Lao Tse poder 



“Acoger la desgracia como agradable sorpresa y estima la calamidad como a tu propio cuerpo.

¿Por qué debemos acoger la desgracia como agradable sorpresa?

Porque un estado humilde es un favor: caer en él es una agradable sorpresa, ¡y también la es remontarlo!.

¿Por qué debemos estimar la calamidad como a nuestro propio cuerpo?

Porque nuestro cuerpo es la fuente misma de nuestras calamidades.

Si no tuvieramos cuerpo, ¿qué desgracias nos podrían suceder?.

Así pues, solo quién está dispuesto a entregar su cuerpo para salvar al mundo merece que se le confíe el mundo.

Sólo aquel que pueda hacerlo con amor es merecedor de ser admistrador del mundo.


Una interpretación de esto es que en la vida no es todo felicidad y que aunque en el momento algo pueda considerarse malo, la manera más armónica de restaurar la armonía es cuando a posteriori, cuando ya ha pasado, sacar un aprendizaje positivo de esa acción negativa que nos ha removido como un trueno. En la distancia el trueno nos puede asustar y poner en alerta pero no nos puede dañar. Sin el rayo te alcanza, no habrás oído el trueno. No habías tenido conciencia de tormenta. No hay nada que hacer en el momento. Si sobrevives se puede considerar una muerte simbólica. Una oportunidad para un cambio. Un renacer. “La entrada de la muerte y de la vida”.

El planteamiento taoísta es descubrir si ese rayo que te ha alcanzado es parte de tu destino o es consecuencia de tu inconsciencia. ¿Es consecuencia de tu estrecha percepción, de tu poca atención en la vida? Son preguntas que la práctica intenta responder, abriéndose a una percepción más amplia, más sutil. Para el taoísmo hay dos obstáculos difíciles de superar. Uno sería la negligencia y el otro la dispersión. 

La negligencia sería cuando el rayo te ha alcanzado pero no haces caso y no previenes, ni haces nada para cambiar la posibilidad de que te vuelva a alcanzar. En la práctica sería cuando crees que ya lo sabes todo y haces la práctica para llegar siempre al mismo lugar, sin ningún tipo de actitud abierta a lo nuevo a lo diferente.    

La dispersión sería cuando tu atención está en muchos lugares diferentes y tu práctica ni es constante ni profunda. Ahora pruebo esto y luego lo otro sin llegar a integrar ningún tipo de práctica en tu vida, en tu día a día.

Para desbloquear la dispersión el taoísmo filosófico propone la práctica del ancla. 

El ancla es un concepto que merece un capítulo aparte.