EL INTENTO




 ¿Cuan importante es entender el concepto del intento en las prácticas taoístas? Durante los años de práctica he escuchado innumerables veces la propuesta o idea de la práctica correcta y yo siempre me preguntaba que o cual podría ser la práctica correcta ya que los diferentes supuestos maestros o bien me decían que su propuesta era la práctica correcta avalada por ser descendientes o alumnos directos de tal o cual maestro o bien me decían que la práctica correcta era la que salía del corazón, la que estaba en el interior de cada uno. 

Algún argumento más escuché pero ninguno llegó a convencerme, sin embargo en mi mente resonaban unas palabras de Lao Tze que decían que cuando caminas hacia un lugar, si el primer paso se desvía aunque sea una milésima, cuanto más caminas, más te alejas del objetivo.

Por esto, me parecía importante comprender cual era la práctica correcta y no fue hasta que reflexione sobre el concepto de centro y reflexione sobre la idea de aceptar el no sé cuando me di cuenta de la importancia de comprender e integrar en la práctica, el concepto del intento.  

Desde el punto de vista del taoísmo que tiene como uno de sus pilares de la práctica el wu wei, no hay objetivo en el camino del espíritu, entonces: ¿Cómo es que Lao Tse dedica un capítulo al camino correcto  y habla de como un paso en la dirección equivocada es un camino hacía ningún lugar?.  

Caminar significa movimiento y para el taoísmo el movimiento es vida. La cuestión es que el taoísmo no se molesta en buscar el significado de la vida sino que se interesa e investiga la vida como expresión, en como se manifiesta. ¿Qué tipo de vida llevamos? ¿Qué tipo de actitud tenemos?  Y para este estudio considera fundamental mantenerse en el centro. ( En próximo artículo profundizaremos más en este concepto de centro). 

Así pues, una de las interpretaciones de las palabras de Lao Tze en cuanto a la práctica correcta tiene que ver con mantenerse en el centro para no desviarse.  Este mantenerse en el centro se puede interpretar de muchas maneras. Como transitar el camino del medio o mantenerse en calma o cultivar el desapego o no juzgar o ser imparcial o impasible, etc

Las interpretaciones siempre son parciales y difícilmente pueden definir el concepto de centro.

Hay una expresión en el taoísmo que dice: “En el movimiento la quietud. En la quietud el movimiento”   Desde nuestro punto de vista, estudiar esta propuesta, nos puede acercar al concepto de centro.

Como pista para la práctica, sirva decir que entendemos esta propuesta como una práctica circular. Comenzamos un ejercicio, un movimiento concreto y en la repetición esperamos y lentificamos con una sugerencia: no buscar la quietud, dejar que la quietud suceda. Esta sería la primera fase:  en el movimiento la quietud. 

Si en la práctica la quietud sucede, entonces observamos y esperamos. Invitamos al espíritu, osea seguimos esperando y si entonces surge el movimiento, comienza la segunda fase cuando el movimiento no se busca, no es intencionado, sino que es intuitivo, espontáneo, es decir, en la quietud el movimiento.

En resumen: en el movimiento la quietud sucede y en esta quietud resultante, el movimiento sucede.

Si consideramos la idea de centro como un círculo, un ciclo, un proceso, un estado de conciencia y la práctica correcta se relaciona con mantenerse en el centro, nos resulta imposible definir y delimitar la práctica correcta ya que el centro es infinito en cuanto a movimiento. Hay que recordar que para el taoísmo el círculo no tiene ni principio ni final. Su movimiento es infinito. La esfera en expansión y en compresión es infinita. (La expansión y compresión infinita se explicaran en otro artículo). Cada persona, cada cosa, cada ser tiene su propio centro en parámetros de espacio. Desde el centro de uno, infinito en todas direcciones.

El infinito es imposible de conocer y de abarcar en su infinitud por lo que es aquí donde cobra relevancia la aceptación del no sé y la importancia del intento.

Cuando práctico no existe la perfección. La perfección implica limitación. Implica no abrirse a lo desconocido. 

La práctica correcta la entendemos como el intento. Sino hay intento no hay movimiento. Sino hay movimiento no hay cambio. No moverse es salirse del centro ya que el centro es un círculo, un moverse continuamente. 

Nos podríamos preguntar: ¿El intento de qué? Una respuesta coherente podría ser: el intento de todo, de lo que sea, lo importante es el intento. Desde la escuela se propone además del intento por si mismo, el intento de mantenerse en el centro con una actitud de apertura que implica la aceptación del no sé. Un no sé de verdad, humilde como la gota de un océano. La actitud en la práctica es fundamental si uno quiere hacer una investigación sobre si mismo. 

Para la escuela de la unión completa el intento trata de cambiar la exigencia por la constancia. Dar valor al  intento no significa que nada importa o que da igual como se haga la práctica. El valor del intento está en la constancia y en la actitud de apertura. En la constancia, en la repetición, en las formas, en los hábitos es donde podemos descubrir lo que es diferente y se puede hacer de otras formas pero también podemos descubrir lo que no tiene forma, lo ilimitado.

En la práctica, el intento tratamos de asociarlo al concepto de ancla (profundizaremos en capítulo aparte). El ancla es lo que se activa cuando el barco quiere parar en el puerto o donde sea, para cargar víveres o cualquier otra tarea concreta que le permita seguir navegando. El barco para navegar recoge el ancla. En la vida tenemos que admitir con humildad que mientras estemos en búsqueda y polarizados no podemos estar todo el tiempo en el intento, con la ancla echada, aunque la práctica sugiera el cultivo de mantenerse en el centro. 

Por esto, cuando hemos sugerido que el intento sea mantenerse en el centro estamos haciendo referencia al cultivo de la práctica interna que consideramos infinita y por ello entendemos el intento como una práctica de movimiento continuo, constante, abierto al afuera y al adentro y de aceptación del no sé. El intento es una práctica interna que en el trabajo externo tiene otra actitud diferente a la idea de abrirse. Uno puede marcarse objetivos limitados, pero al igual que en lo interno tiene la actitud de la perseverancia con humildad y sinceridad que nos liberan de la frustración y sentido de culpa o ignorancia.

Del mismo modo que hemos dicho que no buscamos el movimiento, ni buscamos la quietud, sino que nos proponemos o mejor dicho nos sugerimos esperar a que sucedan, con el intento sugerimos que este mantenerse en el centro suceda. Mantenerse en el centro requiere de mucha humildad y cien por cien sinceridad, ya sea una práctica externa o interna.